¡Me estás cachando, me estás cachando!
Esa sería la expresión de Enrique el
Antiguo, el personaje que encarnaba Guillermo Francella al enterarse
de esta noticia: La Ciudad de Buenos Aires no pudo clausurar UBER,
tras una medida judicial, porque no saben dónde funciona.
Luego del freno de la Justicia porteña, decidieron
suspender el funcionamiento de la compañía, pero no
pueden comunicárselo a la misma, debido a que, según
argumentaron, no saben dónde está físicamente
la empresa. Insólito.
El desembarco de Uber en la Argentina se ha convertido en una extensa
novela que suma capítulos todos los días. Resulta que
la Justicia porteña le puso un freno a su funcionamiento, y
entonces las autoridades de la Ciudad, supuestamente, decidieron clausurar
la empresa, aunque aún no han podido lograrlo ya que, argumentaron,
no encuentran sus oficinas.
En este sentido, el secretario de Transporte porteño, Juan
José Méndez, indicó que las autoridades lanzaron
la clausura contra la compañía, y si bien ya se lo comunicaron
a la Policía y a la fiscalía, no pudieron hacerlo a
la empresa porque "no tiene oficinas declaradas".
El martes se habilitó la polémica aplicación
que permite realizar viajes con conductores no profesionales, sin
embargo el Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario número
15 ordenó el miércoles al Ejecutivo porteño que
arbitre "de modo inmediato" las medidas necesarias para
suspender cualquier actividad que desarrolle la compañía.
"Al no estar habilitados, no estar dado de alta, ni siquiera
haber hecho trámites ante la AFIP, ni la AGIP (Rentas), no
tienen oficinas declaradas", manifestó el funcionario
en declaraciones con Radio 10, y añadió: “Estamos
comunicando la clausura a la Policía, a la fiscalía,
cuando encontremos las oficinas lo haremos sobre las oficinas”.