Fuerte presión para que la Corte avale el tarifazo
El vicejefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui, insistió en que
"sería muy grave" que la Corte Suprema falle en contra
de los aumentos de tarifas. Dos días antes, el ministro Juan
José Aranguren dijo lo mismo. Siguen ejerciendo presión
para lograr un dictamen favorable.
Lopetegui afirmó también que retrotraer las tarifas
demandaría un gasto de $80.000 millones para el Estado (por
la reposición de los subsidios) y que ese monto equivale "a
toda la obra que vamos a hacer en el segundo semestre". "Estamos
convencidos que lo que hemos hecho cumple la letra de la ley",
añadió el funcionario que volvió a suponer un
error en la comunicación: "Quizás no hicimos el
esfuerzo para comunicar lo que estamos diciendo ahora", aseguró.
El primer ajuste en las tarifas de electricidad suscitó poca
resistencia si se excluyen las manifestaciones de algunas provincias
y los problemas de los clubes sociales. Jugó a favor que Edenor
y Edesur cumplieron a tiempo con el envío de las facturas mensuales
y que marzo fue un mes poco caluroso lo que bajó el uso de
los aparatos de aire, a lo que hay que sumarle que las facturas eran
más baratas que las de gas.
Por el contrario, el frío empezó en abril, y las distribuidoras
de gas, empezando por Metrogas que está controlada por el Estado
a través de YPF, demoraron la implementación de los
dos talones de pago, luego de haber rechazado la facturación
mensual. Así, a fines de junio comenzaron a llegar facturas
de gas con subas de cinco a diez veces con relación a igual
período del año pasado.
Pero el peor error fue otro: el haber menospreciado el hecho de que
en la Patagonia, la Pampa , Mendoza, San Luis y localidades del interior
bonaerense no se estaban pagando los aumentos dispuestos en 2014 por
el Gobierno anterior. Al uniformar los cuadros tarifarios en todo
el país (con leves reducciones por razones climáticas),
en esas jurisdicciones las subas llegaron al 1.500% para hogares y
hasta 2.500% para comercios e industrias.
Esa gran equivocación llevó al primer cambio: fijar
topes del 400% para hogares y del 500% para no residenciales para
igual nivel de consumo. A destiempo y al parecer sin comunicación
con las empresas, el Gobierno advirtió la suba en los metros
cúbicos consumidos debido a las temperaturas . Ahí vino
la segunda modificación, fijando los mismos topes pero sobre
el monto facturado en igual bimestre de 2015, y sólo hasta
el próximo 31 de diciembre. Al malestar social por aumentos
desmedidos se le sumó la impericia oficial para medir las consecuencias
y hasta para anticipar el clima. Para salir del atolladero que tiene
otras facetas también polémicas, habría que barajar
y dar de nuevo, pero el Gobierno sigue sin darse cuenta.