Opinión - por la Senadora María Eugenia Catalfamo

Adiós a los principales derechos de los laburantes

En vísperas al Día del Trabajador, el Gobierno Nacional sorprendió una vez más a quienes se ganan su sueldo con esfuerzo para mantener a sus familias, esta vez con “nuevas propuestas de cambio”.

La megareforma laboral que Cambiemos había gestado en diciembre y que por el amplísimo rechazo social tuvo que retirar, mutó a tres proyectos que se enviaron el pasado viernes al Senado. Estos proyectos responden al objetivo que se trazó el oficialismo: bajar el costo laboral y flexibilizar el trabajo.

Ante la evidente crisis económica que el mismo Gobierno generó y frente a un constante ir y venir al que ya nos tiene acostumbrados, las preguntas que nos podemos hacer son muchas.

En el preocupante contexto de distribución regresiva del ingreso, donde el modelo económico del Gobierno le transfiere al sistema financiero la renta que producen los trabajadores formales, precarizados y desocupados, con las paritarias en baja, ¿por qué Cambiemos insiste en discutir en el Congreso una reforma laboral para seguir quitándole derechos a los trabajadores? Muchos podemos estar a favor de pensar una reforma, pero nunca restringiendo los avances que lograron los laburantes.

La propuesta de excluir del cálculo indemnizatorio un derecho adquirido como el aguinaldo, y que no se calculen los premios, bonos y todos los gastos que el empleador efectúa hacia el trabajador, tomando la decisión de cortar por el eslabón más débil de la cadena, es inaceptable. ¿Por qué no menciona el ministro de Trabajo Jorge Triaca que un proyecto de estas características, que considera una baja en las indemnizaciones, va a alentar una ola de despidos?

La creación de un fondo de cese laboral, es decir, sacar el sistema de indemnizaciones que existe hasta hoy e incorporar uno que estaría compuesto por el aporte empresario. ¿Y el rol del Estado en defensa de los trabajadores?

Como mencióné, es totalmente válido que un Gobierno presente propuestas y alternativas a regulaciones existentes, pero cuando éstas son superadoras y no van en detrimento de los sujetos de derechos para los que se está legislando. Estos proyectos se asemejan a otros que han tenido un rechazo social generalizado: salvando las distancias, el de Reforma Previsional que también atentó contra el bolsillo de un grupo vulnerable, nuestros jubilados.

Por eso cuando la afrenta a los trabajadores argentinos es tan grosera, las diferencias no pueden ser mayores que la responsabilidad de defenderlos.


 

 

 

 
   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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