Cristina le salió al cruce a Clarín con
datos de la disminución de la desnutrición infantil
durante su mandato
La ex presidenta publicó a través de Twitter un estudio,
realizado por investigadores del CONICET, difundido en una de las
revistas de salud pública más prestigiosas del mundo,
donde se da cuenta de la mejora nutricional de los niños en
nuestro país durante el período 2005 y 2013. Y cuestionó
el titular de Clarín de esta semana que sostenía que
"en pleno kirchnerismo hubo un 20% de chicos con problemas de
nutrición".
Cristina Kirchner publicó el domingo un estudio publicado
en American Journal of Public Health, que le hicieron llegar los dres.
Daniel Gollan y Nicolás Kreplak, Ministro y Secretario de Salud
hasta las 24hs del 9 de diciembre 2015, donde se evidencia la mejora
nutricional de los niños en nuestro país durante el
período 2005 y 2013 en que ella fuera presidenta.
Su publicación sale al cruce del titular de tapa del diario
Clarín de esta semana que expresaba que "en pleno kirchnerismo
hubo un 20% de chicos con problemas de nutrición". La
ex presidente destacó la "importancia de que todos los
argentinos puedan acceder a TODA la información para sacar
sus propias conclusiones".
Estimada Presidenta, recientemente se ha publicado un muy importante
trabajo en una revista de primer impacto en salud pública,
que muestra la mejora durante el período 2005-2013 en la salud
y equidad en nuestros niños. Este estudio es una demostración
incontrastable de un hecho de máximo impacto para nuestra salud
pública. Lamentablemente no fue comunicado por ningún
medio masivo, que sí tergiversan informes de dudosa factura.
Nicolás Kreplak y Daniel Gollan
EVOLUCION DE LA DESNUTRICION EN LA DECADA GANADA
La realidad se puede tapar o se puede hacer tapa.
Un estudio realizado por investigadores del CONICET en el cual participaron
biólogos, informáticos, estadísticos y matemáticos
es categórico sobre la mejora nutricional de los niños.
El estudio se encuentra publicado en un la American Journal of Public
Health,[1] una de las revistas de salud pública más
prestigiosas del mundo.
En la Cumbre Mundial sobre Alimentación de 1996, se acordó
que existe seguridad alimentaria “cuando todas las personas
tienen acceso en todo momento, ya sea físico, social, y económico,
a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para cubrir sus necesidades
nutricionales y las preferencias culturales para una vida sana y activa”.
En esta definición se encuentran involucradas tres grandes
dimensiones: disponibilidad, estabilidad y accesibilidad. La disponibilidad
hace referencia a la cantidad de alimentos que existen en un país.
La estabilidad hace referencia a que la seguridad alimentaria debe
ser una situación que ocurra de forma permanente y sostenible.
La accesibilidad se refiere a la capacidad de los individuos para
adquirir la cantidad y calidad adecuada de alimentos. Esta situación
se ve fuertemente condicionada por los ingresos, los precios de los
alimentos y el funcionamiento del mercado. En Argentina se cumplen
todas las condiciones menos el acceso equitativo a los alimentos.
A pesar de existir disponibilidad y estabilidad de los mismos, el
acceso es inequitativo.
El retraso en el crecimiento (baja talla) y el bajo peso (bajo peso
para la edad) afectan el potencial de los niños para lograr
un crecimiento y desarrollo completo, y son una de las principales
formas en que la desigualdad y la inequidad se expresan. El retraso
en el crecimiento es la forma más frecuente de desnutrición
en el mundo y es el mejor indicador de desigualdad en salud infantil.
La desnutrición influye sobre el 45% de la mortalidad infantil
en menores de 5 años. Cabe señalar que la mortalidad
es la “punta del iceberg”, ya que si bien es un indicador
fundamental, es más aguda y extrema. El retraso en el crecimiento
durante la gestación y la infancia (primeros años) es
considerado uno de los principales problemas de salud pública
por afectar de forma penetrante y continua el potencial de desarrollo
de los individuos y las sociedades.
Sucesivos programas creados durante los gobiernos de Néstor
y Cristina colaboraron en la reducción de la mortalidad infantil
y patologías asociadas. Distintas estrategias de fortalecimiento
de la atención primaria de la salud consolidaron un modelo
con mayor equidad en el acceso a la salud. Sinérgicamente,
la inscripción de los beneficiarios a Asignación Universal
por Hijo (AUH) y Asignación Universal por Embarazo (AE) en
el Programa SUMAR era un requisito obligatorio, creando así
un círculo virtuoso incentivando la demanda, brindando cobertura
efectiva y fortaleciendo la accesibilidad a la población más
vulnerable. La información generada desde el primer nivel de
atención se convirtieron en un insumo de evaluación
de impacto e investigación, sumando un importante valor agregado
para transformar la información en conocimiento.
Este estudio analizó resultados e impacto sobre el crecimiento
y desarrollo infantil del fortalecimiento de la estrategia de atención
primaria. Entre los años2005 y 2013, más de 13 millones
de registros provenientes de controles de salud correspondientes a
más de 1,4 millones de niños menores de 5 años
fueron sistemáticamente registrados en más de 6500 centros
de salud en todo el territorio nacional. Esto proporcionó un
gran volumen de información, con amplia cobertura de las poblaciones
más vulnerables y con altísima calidad y valor científico.
Un análisis sin demasiados precedentes en la región
y el mundo. A partir de esta información, aplicando modelos
estadísticos y epidemiológicos se estimó la evolución
de la prevalencia del retraso en el crecimiento y el bajo peso en
los niños con cobertura pública de salud.
Como principales resultados se observó que la prevalencia
de la retraso en el crecimiento (baja talla) se redujo un 45% (de
20,6% a 11,3%), donde disminuyó la prevalencia del retraso
en el crecimiento en casi 5 de cada 10 niños (Figura 1). Por
otro lado, la prevalencia de bajo peso disminuyó un 38% (del
4% al 2,5%) (Figura 2). Se observaron tendencias similares decrecientes
en las 5 regiones del país. En términos absolutos esto
significa por ejemplo el aumento de 1 cm en la estatura de los niños
y niñas de 3 años.
Además, si bien se redujo el bajo peso en las 5 regiones del
país, también disminuyó la diferencia entre ellas,
donde las regiones de NOA y NEA eran las más desfavorecidas
(Tabla 1). La mejora en estos indicadores se observó sostenida
durante todo el período y a todas las edades estudiadas.
Por todo esto es llamativa la información publicada en Clarín[2]
a partir del observatorio de la Deuda Social Argentina que marca que
hay un 20% de la población infantil con “inseguridad
alimentaria”, que si bien no es lo mismo que la desnutrición
en el artículo lo asume como sinónimos. No sólo
no especifica la metodología del cálculo sino que además
en el texto de la nota reconoce que la “inseguridad alimentaria
total siguió una tendencia general positiva en los últimos
cinco años (2010-2015)”.
En síntesis, la importantísima disminución de
la desnutrición en nuestro país a los niveles históricos
más bajos no sólo se corrobora en los barrios sino también
que está sólidamente descripta y evidenciada en las
revistas científicas. Las razones de este este progreso, probablemente
exceden exclusivamente a la aplicación de los programas de
salud, sino que también son producto de un período de
crecimiento económico y desarrollo con inclusión, que
dio lugar a una fuerte disminución de los niveles de pobreza
e indigencia, a una mejora en la distribución funcional del
ingreso e incremento en los niveles de empleo, a mejoras en el acceso
al agua potable, la higiene y el saneamiento, la incorporación
de nuevas vacunas al calendario de vacunación pública
gratuita, entre otras políticas implementadas en la última
década.